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POLICIALES. PUERTO RICO . SAN GOTARDO . INFIERNO Tiene 23 causas y ahora cayó por violar y embaraz

  • reddigitalmisiones
  • 11 ago 2017
  • 3 Min. de lectura

Las víctimas tenían 11 y 21 años cuando comenzaron los abusos, producto de los cuales dieron a luz tres niños. El sospechoso es conocido por múltiples hurtos y robos calificados. Lo apodan "Diablo" y es investigado también por vínculos con el narcotráfico.

Un verdadero infierno fue el que vivieron dos jóvenes de 11 y 21 en manos de su propio padrastro. No en vano lo conocen como “Diablo” (33), un hombre con más de veinte causas penales en la Justicia provincial e incluso investigado también por narcotráfico.?En las últimas horas se le sumó otra acusación: violar durante más de cinco años a sus hijastras, abusos por los cuales las víctimas dieron a luz tres criaturas.

La historia del sospechoso detenido el martes en San Gotardo, en el municipio de Capioví, eriza la piel. Y no solo por su apodo. Es que no conforme con sembrar el terror puertas afuera de su vivienda, hizo lo propio bajo su mismo techo, hasta que un familiar de las víctimas finalmente se animó a denunciarlo.

La detención se produjo a última hora del martes por orden del magistrado?Osvaldo Rubén Lunge, titular del Juzgado de Instrucción 1 de Puerto Rico, quien -debido a la gravedad del caso- encabezó el procedimiento hasta entrada la madrugada del miércoles.

Privadas de la libertad

Después de trascender el calvario al que era sometida la familia, la Justicia ordenó un allanamiento en la casa de “Diablo”. Fue así que cerca de las 22.30 del martes, los uniformados rodearon el domicilio del acusado, quien al ver a los efectivos de la Unidad Regional?IV de Puerto Rico, intentó escapar pero rápidamente fue reducido y trasladado a una celda.

En el lugar, las víctimas -dos jóvenes que actualmente tienen 18 y 26 años- contaron lo que soportaron por años. La primera en relatar aquel martirio fue la mayor, quien contó que todo comenzó en el 2011, cuando se mudaron a Capioví. En ese lugar, “Diablo” comenzó a maltratarla: la golpeaba, amenazaba y le prohibía salir, incluso para ir a la escuela.

La muchacha, entre llantos, relató que tenía buenas notas e incluso ganó una beca. Sin embargo, su padrastro no le permitió seguir sus estudios bajo el pretexto de que gastarían mucho dinero en su educación y no quedaría efectivo para la comida de sus hermanos.

Esa víctima explicó además que fue sometida sexualmente en reiteradas oportunidades y nunca dijo nada por miedo. Durante el escalofriante relato, dijo que solo quería recuperar su libertad para estudiar y trabajar, sueños que se vieron frustrados por años.

Contó que su madre era la más golpeada y “castigada”. La mujer era humillada y obligada a limpiar las ropas aunque estuviesen limpias, explicó.

La joven dijo que a consecuencia de los abusos tuvo dos criaturas, una de las cuales hoy tiene cinco años y asiste al Jardín de Infantes. Manifestó que su agresor solo le permitía llevar al menor hasta ese lugar y regresar. No podía demorarse. Si lo hacía era brutalmente castigada y amenazada de muerte.

El siguiente testimonio fue el de la menor de las muchachas, de 18, y tal vez el más aberrante. Dijo que cuando tenía once años su padrastro -al que llamaba “papi”- la llevó a un comercio donde compraron alimentos. A la salida, el hombre la obligó a ingresar a un descampado y tras manosearla, la sometió sexualmente. Los abusos se repitieron a diario y cuando cumplió trece quedó embarazada.

Actualmente su hijo tiene cinco años, la misma edad que el hijo mayor de su hermana, también hijo -y a la vez, nieto- de “Diablo”.

Las jóvenes recordaron entonces que las violaciones comúnmente tenían lugar en un descampado de la chacra donde residían. Allí las llevaba a la fuerza y lastimaba con golpes de puños y patadas, todo bajo la amenaza de hacer lo mismo con su madre, matarlas a ellas e incluso a sus propios hijos si rompían el silencio.

La menor de las jóvenes dio a entender que con el tiempo se resignó a soportar cada castigo, en silencio y con lágrimas. Aseguró tener miedo de denunciar al hombre, más que nada por su hijo. Es que en varias oportunidades el acusado le aseguró que si lo detenían por alguna denuncia, regresaría y la buscaría para matarla.

Así las cosas, “Diablo” finalmente fue detenido y en su vivienda fueron incautados dos teléfonos celulares. Lunge ordenó pericias genéticas para confirmar la denuncia en contra del hombre que sembró el terror -al decir de la denuncia- tanto fuera como dentro de casa.


 
 
 

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